José Antonio Gómez Coronado
El hilo de Ariadna
1
Ver esta luz es ver que te has marchado,
es otra luz distinta,
otro cuerpo cayendo a su silencio.Miro y veo la noche incendiarse al recuerdo de tus ojos: lejos de mí, muy lejos estará tu mirada sosteniendo crepúsculos desde su ocaso triste, escrito entre tus dedos, hasta el fondo callado de la noche.Allí te busco, allí, río de viento verde, allí donde has nacido solamente naciendo de ti misma, parecida a ti misma, en otra luz acaso más lejana, silenciosa, distinta.Allí te busco, allí juntos todos tus nombres estarán inventando ríos nuevos, colores, alegrías, estrellas, universos, solamente naciendo de ti misma.
2 Nada guía mis pasos, sólo tu ausencia mueve alrededor de mí las estaciones.Junio llegó con hambre de nostalgias, ebrio de luz, cansado, recorrido mil veces, acabado sin luz para mis ojos, sin tu boca besada entre mis labios.Marzo fueron palabras: ecos, cartas, poemas, melodías, una a una y a miles esperando tu voz que me dijera: "Sólo mi voz para tus tristes pasos"; tan lejana, tan alta, tan ansiada, repetida mil veces como un sueño al que llego cansado cada noche.Nada más que tu ausencia mueve al tiempo.En enero, las sombras; puñalada nacida en mis entrañas, sangre que busca sangre y agonía, una sangre sin nombres ni contornos, sangre en mi pecho, en todos mis costados, metal largo de labios que se afilan al entrar en mi cuerpo como tristes naufragios. Y noviembre, oscuridad sin nombre, laberinto sin salida ni rumbo, madrugada de ciegos incendiados de voz en el recuerdo, llanto, grito, desgarro silencioso.Eras tú nada más y era noviembre, sueño ajeno, perdido, faro de luz lejana en medio de la noche, río de viento al fin al filo de unos labios siempre en fuego: los míos.Y yo viéndote arder en cada grito tendida vertical entre la lluvia.
3 Ya no estarás. Te habrás ido.Y al salir del laberinto oiré tu ausencia. Y el viento navegará nuestras noches a través de sus distancias.Una voz irá a lo lejos, fuera ya de nuestros labios, recorriendo lentamente a mi través, otras playas gastadas por otros mares olvidados.Entre mis huellas, un río navegará nuestras albas; entre mis huellas, que aún pisan las sendas tristes, los labios tristes que buscan otra voz y otra morada.Sobre los rostros del viento, a través de tus palabras lentamente pronunciadas, madurarán incendios, nacerán noches, renaceremos. Y el viento a través de nuestros nombres, repetirá lentamente tus palabras y las mías en su voz. Y moriremos.
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