Josefa Parra

Materia combustible

 

Joseph Wrigth of Derby: El Vesubio desde Portici

 


Fuego




MATERIA COMBUSTIBLE

Es el hombre materia combustible,
una llama tan súbita, 
una ceniza apenas enseguida,
un milagro de brasa que no dura, 
un amago de incendio y su rescoldo.
Amor que arde un momento y que se agota
de sí mismo en su ávido prodigio,
bandera esplendorosa que flamea
el tiempo breve de una despedida, 
luz de una vela, altísima y delgada,
hoguera deliciosa sin más leña
que la que ardió. Materia combustible.


AHORA Porque fui una ilusa que creyó en el sosiego, porque cerré las alas como quien había muerto para el redondo vértigo del vuelo y de la altura, viniste tú, el extraño. Como un siroco que aventara el mundo, tú, el extraño, el que llegó de lejos, el nunca presentido. Y me diste la llave y el cerrojo y la mano. Era fácil vivir antes de tu llegada. Después fue todo incendio.
HABITACIÓN DE HOTEL (III) La doble soledad de los hoteles a veces se conjuga con un resto de juventud,              de amor              o de seísmo. Las estancias anónimas se vuelven atalayas del fuego sobre el mundo, muelles guaridas,               brasas                   contra el miedo. (Es la hora de amar hasta que duela) (No hay más salida que la zarza ardiendo) En el alba, la carne satisfecha levantará sus tiendas, y la vida seguirá,       nieve lenta,                   su camino.
PERSISTENCIA DE LA BELLEZA Los cuerpos más hermosos se aparecen en sueños y en sueños magnifican su secreto de gracia. Ni el horror de los años, su comején continuo, ni el cerco de la noche ni el presagio los tocan. Una vez soñé un cuerpo sobre esteras: su carne de blandura y resina, como un don de lo oscuro, su infinita indolencia, su perfección, su savia. Un cuerpo de espejismo a pesar de tan cierto. Sé que cuando envejezcan mi piel y mis palabras, él seguirá reinando en su penumbra, intacto, y acaso su belleza me consuele o me guíe para que no me pierda en medio del desastre. Los cuerpos más hermosos nos esperan, pacientes, en el sueño. La vida es sólo para ellos, milagrosos y eternos, un trámite de gloria.

Cenizas


TÁNGER Y TÚ             “…esa hermosa ciudad con mala suerte”

Juan José Téllez

En las enmarañadas calles de la medina, allí donde te escondes, mutiladas las manos que abrazaban, mutilados los labios del amor; en los arcos del zoco, en las terrazas sucias de los cafés, en los recodos de sombra y de desastre, allí te busco, pequeño amor, estrella sin mañana, malhadado, perdido, desolado. Te hallaré en la tristeza de esta ciudad sin suerte que tanto se parece, en cuerpo y alma, a ti y a mí.

Fuego


SÍ VALEN Sí valen las palabras. Las palabras espesas como saliva o sangre. Las frágiles y tenues como cabello o ala. Sí me valen, me sacian. Que tú escribas mi nombre con lluvia en los cristales. Que adjetives de azul mis horas desoladas. Que haya un verbo esperando mi voz para ser carne. Me valen las palabras. Aunque se vuelvan aire. Me pueblan y me bastan, ocupan el espacio de desastre que me deja el amor cuando se marcha.


 

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