David González Lobo

No hay casa fuerte


 

Juan Carlos Nieto: Sin título

 




Me quedé mirando un campo de ovejas
Recordé
fue inevitable

Era el látigo
la pared de adobe
y un relicario

Combatiendo la ausencia del pescador
el sótano
y las fotografías

No sabíamos si vendía la tienda

También la dureza de su padre
el agua diaria que nos daba

Cuánto me cuesta escribirte


Vuelves al acoso velado el rostro Garra ave de rapiña los coágulos La cotidiana certeza repetir muy turbio Padre no escondas las rodillas la marca honda tu despilfarro de riqueza ida Un trono como si la luz llegara lentísima Hay una cuerda escasa rasante en el muro saliente atravesando la oscuridad del barrio
Mata Tizna sus casas Esa piel tampoco reclamó luz Guarda un rincón lleno de monturas Todo lo reunido ha sido un credo A diario sobre la mesa una jícara una carta sin respuesta miel en la navaja por si se quedaba esperando Déjalo apagar la luna sólo resisten las perlas
Había enloquecido Eran bastantes los tratados Nada de soluciones para la paz Quiso escribir ya al final un artículo de guerra Le bastó el cuerpo de los Padres y los buitres y reírse La farsa de no huir a tiempo
Aseguras tu condición de cuervo Convertido en mercader quieres pautar leyes Tienes las máscaras del rey Ya está servida la mesa estamos a punto de enfermar Gendarme a la hora falsa de crucificarte adentro la gran muralla La asfixia te permitirá sentir el grito de la guerra Aún escuchamos la risa inexactos para una condena Somos los Bárbaros
Reunidos opinan arduamente sobre la estatua de una mujer partida en su centro Algunos borrachos lanzan botellas e insultan la rigidez los senos fríos y malolientes el sexo orinado por los perros sus pies partidos entre el musgo Humedad Desolación Ellos no saben que sus madres resisten la piedra cada noche Los otros vuelven a hablar de la belleza de su forma de su geometría del equilibrio del arte
Reúno a los jueces Se sientan a mi mesa y hablan de la guerra las contradicciones del poder una vez más de la derrota anuncian los nuevos planes de los mediadores Al lado opuesto ahí en la hierba una mujer frota sus rodillas muerde un durazno Perdimos otra batalla

 

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