Rowena Hill

Poemas

 

Anónimo: Mandala tibetano

 


 

RESTOS SUBMARINOS

Sólo materiales feroces
sobreviven en la capa más profunda,
gemas gastadas, residuos
inalterables de la corrosión.

Hundida miles de tempestades más tarde,
una vajilla de porcelana
celebra la constancia
de los modales humanos.

A las paredes de naufragios más recientes
se adhieren banalidades;
allí no hay perlas que alumbren reinos.
La nostalgia no vale la pena rescatarla.


MÁS ALLA DE GRAVES La poesía no pesa pero mata... Sube a borbotones desde el fondo movedizo del alma colectiva inflando imágenes de caballos, de tréboles y tragedias amorosas y soles negros, echándolas a volar como globos en el cielo del lenguaje Su vaho como un huracán sacude el armazón de la poeta, arrasa con sus certidumbres, la despoja una y otra vez. La consuela vislumbrar el varón de manos grandes y mirada oscura, enraizado en el mismo lecho, regado por las mismas tormentas. Ella le pide aparecerse en carne y hueso pero él no promete nada, el viento le sacude el cabello.
KARMA ¿Quién soy yo para heredar la esencia de una vida pasada, un proyecto que valga la pena continuar? Soy nadie, nula en el centro, una cáscara hueca que rebota en la corriente cósmica. Tantas malas muertes sueltan virus en el campo de la tierra; se cuelan por el amasijo entrópico enviando paquetes de imágenes a centrales ávidas en el cerebro. Yo capto fragmentos chinos, tú agarras joyas etruscas, alguien se hincha de divinidad. Todo es ficción.
de LOS ÁRBOLES El astronauta en órbita no ve una por una las plantas que crecen. El soñador que levita por encima de la curva de la tierra ve la madre de todos los sueños - las selvas son su cabello; se paran tendiendo innumerables horquetas hacia el padre sol; bosques y matorrales brotan en su monte de Venus en sus axilas y en su labio de mujer morena.


 

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