Manuel Sánchez Chamorro

199 ocurrencias e incurrencias

 

Alkhasan_S: Bailando

 


 

Hoy en día, casi todo lo que sucede es sucedáneo.



Tiende a creerse que todo buen aforismo debe ser ingenioso, lo cual es un error, porque el aforismo verdaderamente bueno debe ser ingeniosamente no ingenioso.



Las cosas sencillas son las más poéticas. Las cosas poéticas son las más sencillas. Pero en el medio está el poeta, que tiene la mala costumbre de complicarlo todo.



La poesía únicamente la escriben los poetas, y a veces ni eso.



La insignificancia es una de las fuerzas más poderosas de la Naturaleza.



Hay que tener mucho cuidado con el pasado: a veces se convierte en un futuro raro, juguetón y con muchísima mala leche.



La vida, esa cosa que dicen que ocurre todos los días.



En la vida siempre llega un tiempo en el que ya no hay tiempo para nada, excepto para perder el tiempo.



Hay que ser un buen poeta para saber mentir de verdad, y un grandísimo poeta para saber mentir de mentira.



Ya está dicho todo. Incluso el silencio está ya más que dicho.



En ningún sitio está la Naturaleza más domesticada que en las tarjetas postales.



No sé qué es lo que pasa, pero lo cierto es que las pequeñas cosas de la vida que dicen que proporcionan la verdadera felicidad cada vez son más pequeñas.



A veces, no saber qué hacer también es una curiosa forma de la sabiduría.



Uno de mis buenos propósitos para empezar el nuevo año ha sido el de hacerme filósofo. Lo he decidido en el momento menos pensado.



La vida se nos va y nosotros mientras haciendo el gilipollas, pensando que la vida se nos va.



Primer axioma para conseguir una economía más justa: “En la conocida frase ‘dos y dos son cuatro’ hay cuatro encerrado.”



¡Vive!: forma de imperativo que, en un momento dado, se verá inevitablemente superada por las circunstancias.



La muerte: un yo sin yo: eso sí que son rebajas.



MICRORRELATO ROMÁNTICO: “Te amo”, mintió ella. “Te amo”, mintió él. “Y fueron felices durante toda la vida”, mintió la vida.



Para los hombres apocados, el futuro siempre será apocalíptico.



A lo mejor todos los libros tienen una inconfesable y secreta añoranza del fuego.



Detrás de todo hombre de genio hay siempre una mujer que, sensatamente, no ve por ninguna parte tanta genialidad.



No me interesan los seres invisibles: están ya demasiado vistos.



El bebedor pesimista nunca acaba de emborracharse del todo, porque siempre bebe de botellas medio vacías.



El optimismo es una tontería. El pesimismo también, pero se le nota menos.



Acata siempre la terca fidelidad de los espejos, incluso cuando reflejen tu muerte. O sobre todo.



La vida vale muy poco. La muerte lo sabe bien, y se aprovecha.



No somos nada, y eso en el mejor de los casos.



Para vivir mi vida la vida me eligió a mí, no sé por qué ocurrencia, por qué milagro o por qué equivocación.



Entre la Y y la O de YO se interpone la nada de nadie.



Yo conozco a mi yo, pero él no acaba de conocerme bien.



ÉL no entra en los planes de YO: está demasiado lejos.



Ojalá YO pudiera ser TÚ de vez en cuando (aunque para TÚ eso sería una verdadera faena).



Yo soy casi siempre yo, y eso me preocupa mucho.



La locura es un yo que se sabe yo demasiado bien.



Cuando yo me muera, yo seré yo sin yo, lo cual quizá no esté demasiado mal, después de todo.



Yo seré yo, joder, pero tampoco tengo que estar completamente de acuerdo.



MICRORRELATO DEL HOMBRE FELIZ: Aquel hombre sí que era verdaderamente feliz: llevaba una vida totalmente incolora, inodora e insípida, y bebía sólo agua del grifo.



La felicidad es un verbo tan difícil de conjugar que ni siquiera es un verbo.



Si alguna vez te encontrases con un día completamente feliz en tu vida, ¿qué astuta coartada podrías llegar a imaginar para justificarlo?



A veces hay que subvertir el lenguaje, destrozarlo, estrangularlo, machacarlo, exterminarlo, convertirlo en una grotesca máscara de sí mismo. O sea: callarse.



Si el infierno son los otros, procura ser tú el diablo.



Porque existe la muerte, la vida es un regalo envenenado. Si no existiera la muerte, ya no habría regalo, pero sí veneno.



Para el canto del grillo, existir es insistir.



La vida siempre pasa de largo. Y de corto.



Nunca permitas que la semne mediocridad de la sensatez te estropee una tontería brillante (por ejemplo, ésta que acabas de leer).



En ningún sitio estarás más acompañado que en tu soledad, donde eres muchedumbre (una sola muchedumbre, eso sí).



No hay dos personas iguales, y sospecho que distintas tampoco. O también.



Miré en mi interior, y la verdad es que no pude ver gran cosa: había demasiada gente.



Para componer un buen aforismo es fundamental tener una buena idea. O mejor aún: una mala idea.



Nunca tengas prisa. Ni siquiera para vestirte despacio.



El buen fumador de pipa inventa sus propias nubes.



En las viejas películas de cine mudo tratan a patadas y a gritos al silencio.



Qué silencio tan escandaloso el de las viejas películas de cine mudo.



El pasado siempre está a nuestra espalda, pero, asombrosamente, siempre nos mira cara a cara.



Muy pocos hacen lo que les da la gana: la mayoría hacemos lo que nos quita las ganas.



Se equivocó, y en lugar de gritar “¡Viva España!”, gritó: “¡Viva Extraña!”. Y no se equivocó.



El frío siempre escribe buenos poemas.



Aquel escritor de éxito primerizo tenía pesadillas recurrentes: todas las noches soñaba con un burro, con una flauta, con una casualidad.



Hoja de otoño, la tristeza grávida.



Se canta lo que se pierde (menos la vergüenza).



Sé un escritor secreto: escribe siempre ocultándote de ti mismo.



Yo no sé escribir: yo me sé escribiendo.



Hay cosas tan bien escritas que en ocasiones incluso parece que están mal escritas. Quizá la vida podría ser un buen ejemplo.



Desgraciadamente, hoy ya es demasiado tarde para no sé qué.



Hay silencios que gritan tanto que no hay maldita manera de silenciarlos.



Busca en la vida tus días felices, con la misma rutina aburrida con que el arqueólogo busca en la tierra los tesoros perdidos.



En la palabra “leer” hay un Aleph oculto.



En la película de nuestras vidas, los efectos especiales dejan mucho que desear.



Para la gente pedante, la vida está llena de esdrújulas.



Nunca intentes conocerte del todo a ti mismo: podrías llevarte un buen susto si lo consigues.



Ni el pelo ni las hojas de otoño caen obedeciendo a la ley de la gravedad, sino a la grave ley de la edad.



Cuando en el canto del reloj de cuco comiences a percibir un vago matiz de burla, ya todo estará perdido.



También la Gramática tiene sus injusticias clamorosas: por ejemplo, que la palabra “viceversa” no sea un palíndromo.



Lo único que tengo claro sobre la palabra óbice es que al parecer no es óbice absutamente para nada.



Si los dejasen, los delfines convertirían el mar en un parque de atracciones.



La verdad desnuda puede llegar a ser decididamente pornográfica. Menos mal que la mentira ejerce siempre una censura férrea.



Hay días en los que uno tiene ganas de todo. Normalmente, son los mismos días en los que uno no tiene ganas de nada.



Ya hemos bajado bastante a estas alturas de la vida.



Sin música, la vida estaría completamente desafinada.



Todo es mentira, salvo alguna que otra verdad que anda por ahí despistada, aburrida y exhausta.



Lo verdadero del naranjo es la naranja, pero su verdad es el azahar.



Las islas desiertas siempre están esperando un náufrago, para ser así islas desiertas homologadas y certificadas por la literatura.



Para cualquier hombre auténticamente genial, ejercitarse un rato en la estupidez debe de ser un descanso, un verdadero alivio.



Escrita en los papeles, la vida tiene muchas menos faltas de ortografía.



Los calendarios enjaulan nuestras vidas, como si fuésemos canarios.



Las cosas son como son, y si molestan lo son más todavía.



Hay que leer la lluvia: ¡quien no se moje es un analfabeto!



Cría Españas y te sacarán los ojos.



Tarde o temprano, siempre llegaremos tarde.



Todas las culebras tienen vocación de corbatas.



Todas las corbatas tienen vocación de culebras.



En el mal poema, las palabras se suceden. En el buen poema, las palabras suceden.



Hay muy pocos poetas que sean mucho, y muchísimos, pero muchísimos, que no dejan de ser muchísimos por muchísimo que se empeñen.



Apártate todo lo que puedas de ti mismo: verás qué bien sales en la foto.



La vida es la prueba fehaciente de que la nada también es un fracaso.



En la Luna no existen los selenitas, lo mismo que en Marte no existen los marcianos, o en la Tierra nosotros existimos demasiado.



A lo mejor el grado de civilización de los extraterrestres es tan avanzado que ya ni siquiera tienen necesidad de existir.



No existir es la cumbre de cualquier buena educación verdaderamente bien entendida.



Le pedimos a la vida demasiadas cosas y luego pasa lo que pasa. O lo que no pasa, que es peor todavía.



Hay películas inmóviles: por ejemplo, una muchacha hermosa tendida al sol. A veces tenemos suerte y sale un largometraje.



Los veranos se ahogan en las playas demasiado concurridas.



Hay libros que merecen ser leídos muchas veces siempre, y otros que, con una vez que no los leamos nunca, basta y sobra.



El Quijote es sin duda uno de los libros más leídos por los lectores de libros que en realidad no han leído un solo libro en su vida, y menos el Quijote.



En ocasiones, la brocha gorda es absutamente necesaria para pintar la vida.



No hay mejor aforismo que un buen bostezo.



Hay días seriamente enfermos, que sólo nacen para tomar el sol un rato y después morirse, procurando no contagiarnos con sus horas tísicas.



Un martes es un lunes que llega tarde.



Para vivir hay que vivir lanzándose a vivir como si nos fuese la vida en ello. ¡A veces funciona!



El olvido es la más común de las fosas comunes conocidas.



Sí un día la luna desapareciera, en el cielo, en vez de luna, habría un lunar.



MICRORRELATO INTERROGANTE: ¿Qué harías si un día te encontraras la cabeza de tu mujer en el cubo de la basura? ¿Con qué coartada intentarías reciclar ese residuo?



Cuando Dios no existe es cuando pasa menos desapercibido.



Hoy día, ya ni siquiera el futuro es lo que será.



En toda película de terror debe haber una puerta que chirría o una sangre que chorrea. A partir de ahí, se pueden hacer obras maestras.



Las tormentas que aparecen en las novelas y películas de terror siempre superan las expectativas de cualquier parte meteorólogico.



MICRORRELATO POLICÍACO: Cuando aquel individuo por fin se quitó los guantes, el aire se contaminó de infinidad de huellas dactilares tremendamente sospechosas.



Las porterías de los campos de fútbol sienten una ternura muy especial por los goles anulados.



Felices los pájaros, que por su mala memoria asisten y cantan todas las mañanas a la original y primigenia creación del mundo.



En este mundo ya está dicho todo. Lo que no está dicho todavía del todo es el modo de decirlo.



Los días son todos repetidos, pero cada uno de ellos posee una repetición irrepetible respecto a las repeticiones de todos los demás.



La vejez nos vuelve pintorescos.



En la Danza de la Muerte, todos daremos pisotones.



El esqueleto de las palabras está formado por una rara variación ósea del silencio.



A veces, los yogures caducados nos miran como si se tratasen de pequeños y crueles espejos, enmarcados por la fría soledad del frigorífico.



Quizá a los muertos les siga creciendo todavía en las manos las líneas de la vida, como les crece el cabello o las uñas, en una rara y burlona quiromancia.



Un día te das cuenta, al ir a levantarte de la cama, de que ya es tarde para todo, excepto para levantarte de la cama.



Lo peor de los lunes es que tienen razón.



Hay algo todavía más aéreo que los pájaros: el canto de los pájaros.



El descubrimiento de la mujer ha sido uno de los más grandes hallazgos de mi vida. Casi tan grande como el descubrimiento de las mujeres.



De vez en cuando practica el noble altruismo de tirar un libro a la basura: sé de ese modo generoso y solidario con el olvido.



Hay palabras que son una mentira por sí solas. Por ejemplo: siempre. Por ejemplo: nunca. Por ejemplo: verdad.



No hay un hombre que sea absolutamente idéntico a cualquier otro hombre, y mucho menos que sea absolutamente idéntico a sí mismo.



Todo de lo que desesperas llegará algún día. Lo que pasa es que seguramente llegará por la desesperación equivocada.



Procura seguir siempre maravillado con la magia de la vida, aunque los mezquinos trucos que la sustentan sean cada vez más cutres y evidentes.



La novela policíaca perfecta sería aquella en la que el asesino fuese el lector.



El buen escritor sabe escribir sin palabras, lo mismo que el buen futbolista sabe jugar sin balón.



Pues claro que la poesía no sirve para nada, ¡faltaría más!



A partir de los cincuenta años, ya es Mr. Hyde quien se adueña de todos tus espejos.



Para empezar a disfrutar de la literatura, habría que empezar no creyéndose uno nada que no se pueda leer.



Los libros también nos leen a nosotros, pero me temo que es una lectura bastante aburrida.



A veces, los alfabetos pretenden descaradamente abusar de nuestra ingenuidad. Por ejemplo, en los comunicados oficiales.



La estupidez tiene una maravillosa capacidad para adaptarse a cualquier medio hostil.



Cada día me entusiasma menos esa frase que dice que la vejez llega cuando ya no somos capaces de entusiasmarnos con nada.



Cualquier político está lleno de razón, sobre todo para quitarle la razón a cualquier otro político.



La destrucción de todos los relojes debería figurar entre las promesas electorales de todos los partidos políticos.



“Así es la vida”: frase favorita de los hijos de puta que hacen precisamente todo lo posible para que la vida siga siendo precisamente así.



Hoy día, ni siquiera la esperanza es ya de color verde-esperanza.



Desgraciadamente, en la mayoría de las ocasiones son nuestros zapatos los que pisan el suelo por nosotros.



El mejor telescopio para observar y conocer la luna es la literatura.



Los sujetadores tienen un algo de aparatos ortopédicos del deseo.



Los niños comienzan a intuir el paso del tiempo en los relojes de péndulo de los columpios.



Desde lo más profundo de nosotros, el niño que una vez fuimos siempre reclama su lugar, y nosotros siempre nos empeñamos en negárselo.



Cualquier vida está llena de tomas falsas.



Imítate a ti mismo: ejercítate en ese arte antiquísimo y admirable, aunque sea con la absoluta certeza de que nunca alcanzarás la perfección total.



Nunca fijes demasiado la atención en un cubo de basura: podría llevarte a hacer comparaciones demasiado odiosas o inconvenientes.



La estupidez sí que tiene un buen seguro de vida.



Hay cosas que no debemos hacer nunca, y hay otras que debemos hacer todas las veces que podamos. En ocasiones, ambas cosas coinciden.



La muerte siempre te lleva un muerto de ventaja, y mejor que no preguntes cómo se llama ese muerto.



Quizá la muerte no sea el final, pero al menos habrá que reconocer que, por ahora, es lo más parecido que tenemos.



Todos sabemos que hay un día exacto en el que ya terminan nuestras vidas, a partir del cual ya nos convertimos tan sólo en supervivientes.



Yo creo que a quienes de verdad les tienen ganas las espinas de las rosas es a los malos poetas.



Me parece a mí que el humo de la palabra humorismo siempre sale del puro impertinente de Groucho, o del cigarrillo nervioso de Jardiel.



A veces, la poesía se explica perfectamente en prosa y se complica perfectamente en verso.



Nada de medias tintas: hay que escribir cada poema como si se tratase del primero o del último, o como si la poesía todavía no existiera.



He aquí un buen plan para afrontar el día: decir ¿por qué no? y hacerlo porque sí. A veces funciona, no sé exactamente por qué.



En ocasiones, incluso el mar se ahoga en un vaso de agua.



Los libros eróticos deben ganar mucho si se leen en sistema braille.



En literatura, casi nunca segundas partes fueron buenas. Por ejemplo, entre el ser o el no ser de Hamlet, yo siempre prefiero la primera parte.



La tontería es la cara simpática de la estupidez, y quizá también de la inteligencia.



Un hombre inteligente tiene legítimo derecho a cometer a lo largo de su vida muchas más estupideces que un hombre estúpido: para eso es inteligente.



Lo malo de la ignorancia es que normalmente no suele pasarse de tonta, sino de lista.



La verdadera ignorancia no sabe, pero sí contesta.



Para escribir un buen poema, procura siempre conseguir una perfecta rima consonante entre la palabra “tontería” y la palabra “genialidad”.



Es fácil decir algo interesante sobre el silencio: a menudo, basta y sobra con estar callado.



La gota que hace rebosar el vaso siempre es de veneno.



Las culebras, en vez de pensar, hacen elucubraciones.



El cuco de los relojes de cuco es el único pájaro que puede cometer el error de no cantar a su debido tiempo.



Lo mismo que hay afilalápices, debería haber afilapalabras.



Lo mismo que hay afilalápices, debería haber afilapalabras. Y los hay: las lenguas de doble filo.



En las consultas de los oculistas, los alfabetos se transforman en la literatura oficial de la ceguera.



Para llevar una vida bien ordenada, también tendría uno que aburrirse mucho planificando diariamente las horas estrictas de aburrimiento.



Las cosas olvidadas se guardan en algún desván de la mente que nos gustaría mucho visitar, pero resulta que hemos olvidado las llaves por ahí.



Procura siempre olvidar con la entonación adecuada.



La palabra olvido es un bolero completo por sí sola: siempre hay que bailarla bien agarrado.



Una de dos: una nostalgia es un recuerdo enfermo o un recuerdo demasiado sano.



El tango, más que un baile, es una peleílla de enamorados.



El tango no se baila: se defiende.



El tango es el baile preferido por cualquier zapato: siempre tiene la posibilidad de dar un buen puntapié.



Hay días muy apresurados, que no tienen ni un minuto que perder contigo.



En la vida, sabemos que no somos nada. En la muerte, ni siquiera lo sabremos. Esa es la diferencia básica.



Está claro que no nos sirve absolutamente para nada el tener en cuenta que el futuro no nos va a tener en cuenta abolutamente para nada.



En las Ferias del Libro, los escritores nos convertimos por un rato en turroneros.



Los gatos tienen siete vidas, pero ellos, siempre tan avisados, saben que sólo les ha sido asignada una muerte para perderlas.



El gato es el depredador mejor dotado para cazar en sueños.



La desgana del gato por ser tigre: seguramente, una de las formas más elegantes y aristocráticas de la pereza.



Algún día nos daremos cuenta de que la palabra FIN es la culminación de todas las literaturas.



No sé por qué casi ningún libro moderno termina ya con la palabra FIN. Quizá sea porque da un poco de grima, como el R.I.P. de las esquelas.

 

FIN

 


 

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