Juan José Espinosa Vargas
Una noche malva el rocío está cayendo
I EL silencio reposa en tu rostro. II ACASO un lago cálido en invierno, tu boca me recuerda el vacío anterior de los tiempos. TU boca. La tierra blandamente. El silen- cio. El universo. Un orden lentamente moviéndose quieto. TU boca calla cálida mi silencio. TU boca tiene la voz del agua. A veces he oído en mis labios cómo llega al mar tan despacio. NI montañas ni peces ni cielo ni candela. En tu boca está todo. YO en tu boca ni soy. O agua que ni va ni viene ni se estanca. CUANDO besa tu boca me abraza. III Del tiempo remotísimo de las nieves cae agua agüilla todavía por tus ojos. ESTRELLAS lejanísimas de agua verde tus ojos o el secreto de qué cosa me mira fugaz- mente como si no hallara bien por dónde colarse. UN hueco chiquito tus ojos por donde viene... por donde llega finísima la luz de dónde. IV QUÉ lento lenguaje tus manos. Tus manos qué locura antigua guardan. TUS manos tienen los silencios del siglo. Pero la tristeza solamente. Tus manos son tristes. TUS manos lloran despacio. Igual que lluvia del norte. CUANDO me tocan lentas no acarician tus manos créeme sino todo lo que tu alma desea y no sabe todavía bien qué. EN tus manos caben todos tus sueños. ¿Por eso lloran? QUÉ sosiego de pájaros y un par de cigüeñas, y campanas remotísimas a lo lejos. En tus manos qué tiempo vive tan callado. CUANDO tus manos se posan en mi piel y andan despacio por ella, qué muerte escriben. A menudo se detienen ensimismadas y tan de repente. V Como si una marisma tupida mata negra tan clara. TUS aguas se detienen en mi boca y en mis manos como la tormenta más silenciosa. Como bestia serena. MI lengua bebe en el charco claro de tu cuerpo como animal sediento. La humedad que bebo huele solamente a ti. Y al vacío que dejaron las primeras estrellas. IGUAL que flores violetas en la superficie ancha de un lago cálido de invierno. Y un pájaro blanco que se zambulle entero como si fuese de agua. VI TU cuerpo y mi cuerpo un abrazo, un instante: el tiem- po entero. MI boca ya no es mi boca, sino tu cuerpo entero.
 
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