El venero que los silencios sacia el animal huye del estruendo que dispersa la manada sin saber desde qué flanco cómo o adónde se fueron sus ansias o por qué escuece la tierra cuando le hocican las pérdidas entregado inesperadamente al desconcierto vuelve a frotarse contra los árboles como cuando desborra las astas y busca el venero que los silencios sacia persuadido de que entonces cicatrice su sed toda ¡oh destierro trance enquistado en la memoria apenas distantes berreas aplacando impulsos atávicos!
aquelarre prorrogado el tiempo del instinto la bestia aviva con terquedad el desahucio terreno como noche desdentada lame huesos carne y deseo entre taumatúrgicas aureolas ¡aquelarre alto raigón que fractura cielos en el monte pelado se ablandan y desfiguran formas con lúbricas lenguas de fuego!
samsara a las aguas permanentes de lo sido llegan cuerpos con golpes y bubones como pámpanos malogrados por el frío en esta orilla nuevas yemas con ansias de jugo bálsamo terreno pulpa no paladeada ¿cómo será la otra? ¡ah discreta espiral que a volver obligas!
el tablero el invierno traza escaques difusos abarcar no podemos el páramo herrumbroso mas deshacernos hasta dejar de ser carámbano conseguimos y sin mirar atrás en el tablero alcanzamos figuras recorriendo hoscas casillas de hueso
Cabecera
Índice