José Manuel Ramón

El venero que los silencios sacia

 

Paul Cézanne: Los jugadores de cartas

 



El venero que los silencios sacia

el animal huye
del estruendo que dispersa la manada
sin saber desde qué flanco cómo o adónde
se fueron sus ansias o por qué escuece
la tierra cuando le hocican
las pérdidas


entregado
inesperadamente al desconcierto
vuelve a frotarse contra los árboles
como cuando desborra
las astas


y busca
el venero que los silencios sacia
persuadido de que entonces
cicatrice su sed
toda


¡oh destierro
trance enquistado en la memoria
apenas distantes berreas
aplacando impulsos
atávicos!


aquelarre prorrogado el tiempo del instinto la bestia aviva con terquedad el desahucio terreno como noche desdentada lame huesos carne y deseo entre taumatúrgicas aureolas ¡aquelarre alto raigón que fractura cielos en el monte pelado se ablandan y desfiguran formas con lúbricas lenguas de fuego!
samsara a las aguas permanentes de lo sido llegan cuerpos con golpes y bubones como pámpanos malogrados por el frío en esta orilla nuevas yemas con ansias de jugo bálsamo terreno pulpa no paladeada ¿cómo será la otra? ¡ah discreta espiral que a volver obligas!
el tablero el invierno traza escaques difusos abarcar no podemos el páramo herrumbroso mas deshacernos hasta dejar de ser carámbano conseguimos y sin mirar atrás en el tablero alcanzamos figuras recorriendo hoscas casillas de hueso

 

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