Juan José González Mora

Poemas

 

Pierre Puvis de Chavannes: El pescador pobre

 



ODISEA

Tan sólo basta detenerse,
contemplar la quietud exacta
de lo que siempre ha estado ahí,
(o en la propia mirada),
este centro, esta tarde, aquel sueño, 
la habitación y este decir
donde todo descansa acompañándote.

Desde el olvido emerge hacia las manos 
tu nombre,
desnudo,
primero.


EXISTENCIA Protegido del tiempo, por las montañas, permanecía el pueblo. La luz se detenía, intacta y nueva, sobre el aire eternizándolo. Se repetía siempre la misma casa, el mismo añil, la misma calle, la misma música lejana. Una atmósfera de humo, denso como los sueños, contenía la vida. Y sin presentimientos ni memoria, el silencio era amable, tu palabra podía siempre acontecer. El despertar, su paz, el quehacer, el camino, la plática y el alma... la tarde. Todo se completaba lentamente.


 

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