Félix Morales Prado

Cuatro poemas inéditos

 

Atribuido a Michelangelo Merisi da Caravaggio: Narciso

 


Dedicados a Félix Morales Santos


MISTERIO DEL AMOR Misterio del amor que suave y daño fuerte nos fuerza a amarlo más y el odio no despierta. Misterio del amor que sólo bebe de sí mismo y nos llama, sediento. Misterio envuelto en luz que sombra finge y finge en ella abandonarnos. Misterio con sinfín de formas: adolescente rubia en la tormenta, mujer de senos blancos en los sueños, puta de cabaret, Dios disfrazado de mendigo o de mar, la compañera, el padre o el hermano o una flor o el hijo... Misterio que, cuando en la tarde gris de la vida parece que se ha ido, no se ha ido. Y a confundirnos juega otra vez como el niño que ríe y llora y ríe. Y se burla, clemente, de la razón y, lirio frágil, nos salva poco a poco, del terrible delirio que mata al corazón.
ÉPICA Era un lugar donde las siemprevivas impregnaban el aire de la tarde y el fuego (más bien olor a fuego) despertaba la épica en nuestros corazones o recorría el paisaje de retamas y pinos y colinas lejanas. Nos sentíamos héroes. Tal vez héroes fuéramos. Los lagartos reptaban entre los jaramagos y sin cuchillo el tiempo desangraba el ocaso. El mar tocaba al fondo sus tambores de agua.
LA RUTA DE LOS SUEÑOS En el calor nocturno de ese tiempo olvidado, cuando el sol se desploma sobre la mar oscura, desde el norte me llega un olor de jardines. Los pasos besan charcos y conchenas filosas. Camino hacia poniente la ruta de los sueños. Donde todo se acaba, más allá de las mesas y de los unicornios, después de los amantes, después de las banderas, terminado ya el vino, calladas las canciones, la distancia parece prometer nuevos mundos. Allí pierdo mi nombre, conozco mi destino, cavo un hoyo en la arena y contemplo el origen.
EL LIBRO Todo el tiempo buscando el libro, revolviendo anaqueles, buscando el libro que consuela, el libro que libera, la palabra clave que contiene el libro, el libro que como hilo de Ariadna me sacará del laberinto. Pero el libro no existe sino dentro, sus letras están desordenadas, es ilegible para la conciencia que no ha pegado el salto al otro lado del espejo. Si pudiera leerlo, leerlo no sería necesario.


 

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