David González Lobo

Poemas

 

Vincent van Gogh: Paisaje otoñal en el crepúsculo

 



En su casa 

no ve 
ni oye 
el adiós de nuestros cuerpos
ni tu voz desnuda
como pájaros

tan sólo
adornadas 
serpientes
y una hilada
oración
que nos desata
de la tierra

oscura
en tus labios

y esto es lo que copia
con la vara
del tiempo
del poder
y de sus magos.


Mira la estela rojísima Fija tus ojos en el agua Tu casa es un espejismo una sombra del río del poder Mira la terca determinación de estos hombres aquellas palmeras los arenales de allí otra agua un ejemplo dulce y los lirios al alcance de la mano. Míralos Amar/partir también bajo la niebla. (A Stephen Marsh Planchart)
No oyes el tajo y el gemido aunque es de noche Ni lámparas ni luna ni estrellas En las puertas en las jambas en los dinteles sólo la noche oscura del otro.
En estas tierras y en aquellas de las que partimos tan sólo hay un paso que salió del círculo un talón delicado invisible casi una lámpara de aceite bajo la niebla y la sombra de un árbol bajo el sol la lluvia y las estrellas Esta casa del señor este boceto siempre.
La luz sobre las rocas y el arenal un anillo de oro donde se engastó un rubí ilumina la tienda y una sombra en el cuerpo se va y tú sigues buscando cuando llegas a lo más alto de la cumbre.
Quería el lirio blanco y otra vez por lo menos cantarlo en el cuerpo Cuando los animales olían la estela del agua lloraba y se acordaba del señor.
Aquí planto la tienda esta es la tierra el río de mis ojos la savia del viento azul el brillo suave del sonido la dolorosa lealtad del diálogo tengo en esta mano un árbol y en el oeste el mar. (A Carlos César Rodríguez)


 

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