Alberto Arvelo Torrealba

Florentino y el Diablo

 

Isbecia Llavaneras: Árbol

 


 

EL RETO

El coplero Florentino 
por el ancho terraplén 
caminos del Desamparo 
desanda a golpe de seis.

Puntero en la soledad
que enlutan llamas de ayer, 
macolla de tierra errante 
le nace bajo el corcel. 
Ojo ciego el lagunazo 
sin garza, junco ni grey, 
dura cuenca enterronada 
donde el casco da traspié. 
Los escuálidos espinos 
desnudan su amarillez, 
las chicharras atolondran 
el cenizo anochecer.
Parece que pára el mundo 
la palma sin un vaivén.

El coplero solitario
vive su grave altivez,	
de ir caminando el erial	
como quien pisa verjel.	
En el caño de Las Ánimas	
se para muerto de sed	
y en las patas del castaño	 
ve lo claro del jagüey.
El cacho de beber tira,	
en agua lo oye caer;	
cuando lo va levantando	
se le salpican los pies,
pero del cuerno vacío	
ni gota pudo beber.		
Vuelve a tirarlo y salpica
el agua clara otra vez,	
mas sólo arena sus ojos	
en el turbio fondo ven.
	
Soplo de quema el suspiro,	
paso llano el palafrén,
mirada y rumbo el coplero	
pone para su caney,			
cuando con trote sombrío
oye un jinete tras él.

Negra se le ve la manta,
negro el caballo también;
bajo el negro pelo-e-guama
la cara no se le ve.
Pasa cantando una copla
sin la mirada volver: 

-Amigo, por si se atreve,
aguárdeme en Santa Inés,
que yo lo voy a buscar 
para cantar con usté.

Mala sombra del espanto 			
cruza por el terraplén. 
Vaqueros de lejanía
la acompañan en tropel; 
la encobijan y la borran 
pajas del anochecer.

Florentino taciturno
coge el banco de través. 
Puntero en la soledad
que enlutan llamas de ayer 
parece que va soñando, 
con la sabana en la sien. 
En un verso largo y hondo 
se le estira el tono fiel:

-Sabana, sabana, tierra 
que hace sudar y querer, 
parada con tanto rumbo, 
con agua y muerta de sed, 
una con mi alma en lo sola, 
una con Dios en la fe; 
sobre tu pecho desnudo 
yo me paro a responder:
sepa el cantador sombrío 
que yo cumplo con mi ley 
y como canté con todos 
tengo que cantar con él.


LA PORFÍA

Noche de fiero chubasco 
por la enlutada llanura, 
y de encendidas chipolas
que el rancho del peón alumbran. 
Adentro suena el capacho, 
afuera bate la lluvia;
vena en corazón de cedro 
el bordón mana ternura; 
no lejos asoma el río 
pecho de sabana sucia; 
más allá, coros errantes, 
ventarrón de negra furia, 
y mientras teje el joropo 
bandoleras amarguras
el rayo a la palma sola 
le tira señeras puntas.

Súbito un hombre en la puerta: 
indio de grave postura,
ojos negros, pelo negro, 
frente de cálida arruga, 
pelo de guama luciente
que con el candil relumbra.

Un golpe de viento guapo 
le pone a volar la blusa, 
y se le ve jeme y medio 
de puñal en la cintura.

Entra callado y se aposta 
para el lado de la música.

Oiga vale, ese es el Diablo. 
-La voz por la sala cruza-

Mírelo cómo llegó
con tanto barrial y lluvia, 
planchada y seca la ropa, 
sin cobija ni montura. 
Dicen que pasó temprano,
como quien viene de Nutrias, 
con un oscuro bonguero 
por el paso de Las Brujas.

Florentino está silbando 
sones de añeja bravura
y su diestra echa a volar 
ansias que pisa la zurda, 
cuando el indio pico de oro 
con su canto lo saluda.


EL DIABLO

Catire quita pesares
contésteme esta pregunta: 
¿Cuál es el gallo que siempre 
lleva ventaja en la lucha 
y aunque le den en el pico 
tiene picada segura?


FLORENTINO

Tiene picada segura
el gallo que se rebate
y no se atraviesa nunca, 
bueno si tira de pie,
mejor si pica en la pluma.


EL DIABLO

Mejor si pica en la pluma. 
Si sabe tanto de todo 
diga cuál es la república 
donde el tesoro es botín 
sin dificultá ninguna.


FLORENTINO

Sin dificultá ninguna,
la colmena en el papayo
que es palo de blanda pulpa: 
el que no carga machete 
saca la miel con las uñas.


EL DIABLO

Saca la miel con las uñas. 
Contésteme la tercera
si respondió la segunda, 
y diga si anduvo tanta
sabana sin sol ni luna
quién es el que bebe arena 
en la noche más oscura.


FLORENTINO

En la noche más oscura
no quiero ocultar mi sombra 
ni me espanto de la suya. 
Lo malo no es el lanzazo 
sino quien no lo retruca: 
tiene que beber arena 
el que no bebe agua nunca.


EL DIABLO

El que no bebe agua nunca. 
Así cualquiera responde 
barajando la pregunta. 
Si sabe dé su razón 
y si no, no dé ninguna: 
¿Quién mitiga el fuego amargo 
en jagüey de arena pura, 
quién mata la sed sin agua 
en la soledad profunda?


FLORENTINO

En la soledad profunda 
el pecho del medanal,
el romance que lo arrulla, 
la conseja que lo abisma, 
el ánima que lo cruza, 
la noche que lo encobija, 
el soplo que lo desnuda,
la palma que lo custodia, 
el lucero que lo alumbra. 
¿Qué culpa tengo señores
si me encuentra el que me busca?


EL DIABLO

Si me encuentra el que me busca 
el susto lo descarea, 
falta un cuarto pa' la una 
cuando el candil parpadea, 
cuando el espanto sin rumbo 
con su dolor sabanea, 
cuando Florentino calla 
porque se le va la idea, 
cuando canta la pavita, 
cuando el gallo menudea.


FLORENTINO

Cuando el gallo menudea 
la garganta se me afina 
y el juicio se me clarea.
Yo soy como el espinito 
que en la sabana florea: 
le doy aroma al que pasa 
y espino el que me menea.


EL DIABLO

Espino al que me menea. 
No le envidio al espinito 
las galas de que alardea: 
cuando la candela pasa 
la pata se le negrea.
Con plantaje y bulla de ala 
no se cobra la pelea.
Vaya poniéndose alante
pa' que en lo oscuro me vea.


FLORENTINO

Pa' que en lo oscuro me vea. 
Amigo no arrime tanto
que el bicho se le chancea. 
Atrás y alante es lo mismo 
pa' el que no carga manea. 
El que va atrás ve p'alante 
y el que va alante voltea.


EL DIABLO

El que va alante voltea
a contemplar lo que sube 
borrando lo que verdea: 
en invierno el aguazal, 
en verano la humarea. 
Me gusta cantar al raso 
de noche cuando ventea 
porque así es como se sabe 
quien mejor contrapuntea.


FLORENTINO

Quien mejor contrapuntea 
hace sus tratos de día
y trabaja por tarea.
"¡Cójame ese trompo en la uña 
a ver si tataratea!"
Ni que yo fuera lechuza 
en campanario de aldea 
para cantar en lo oscuro 
con esta noche tan fea.


EL DIABLO

Con esta noche tan fea 
una cosa piensa el burro
y otra el que arriba lo arrea. 
¡Ay, catire Florentino!
escuche a quien lo previene: 
déle tregua a la porfía
pa' que tome y se serene 
si no quiere que le falle 
la voz cuando se condene.

	
FLORENTINO

La voz cuando se condene. 
Mientras el cuatro me afine 
y la maraca resuene
no hay espuela que me apure 
ni bozal que me sofrene, 
ni quien me obligue a beber 
en tapara que otro llene. 
Coplero que canta y toca 
su justa ventaja tiene: 
toca cuando le da gana, 
canta cuando le conviene.


EL DIABLO

Canta cuando le conviene. 
Si su destino es porfiar
aunque llueva y aunque truene
le voy a participar,
amigo, que en este duelo 
yo no le vengo a brindar 
miel de aricas con buñuelo. 
Si se pone malicioso
no me extraña su recelo,
que al que lo mordió macagua 
bejuco le para el pelo.


FLORENTINO

Bejuco le para el pelo. 
Contra un jiro atravesao 
yo mi pollo ni lo amuelo. 
Entre cantadores canto, 
entre machos me rebelo, 
entre mujeres me sobra 
muselina y terciopelo; 
cuando una me dice adiós 
a otra le pido consuelo. 
Desde cuando yo volaba 
paraparas del rayuelo
vide con la noche oscura
la Cruz de Mayo en el cielo.


EL DIABLO

La Cruz de Mayo en el cielo. 
A mí no me espantan sombras 
ni con luces me desvelo: 
con el sol soy gavilán
y en la oscuridá mochuelo, 
familia de alcaraván
canto mejor cuando vuelo; 
también como la guabina 
si me agarra me le pelo, 
también soy caimán cebao 
que en boca 'e caño lo velo.


FLORENTINO

Que en boca 'e caño lo velo. 
Me acordé de aquel corrío 
que me lo enseñó mi abuelo:
Velando al que nunca pasa 
el vivo se quedó lelo, 
para caimán el arpón 
para guabina el anzuelo, 
patiquín que estriba corto 
no corre caballo en pelo. 
¿Con qué se seca la cara 
el que no carga pañuelo? 
¿Pá qué se limpia las patas
el que va a dormí en el suelo?


EL DIABLO

El que va a dormí en el suelo 
pega en la tierra el oío: 
si tiene el sueño liviano 
nunca lo matan dormío. 
Los gallos están cantando, 
escúcheles los cantíos, 
los perros están aullando, 
recuerde lo convenío.
"Zamuros de la Barrosa 
del alcornocal del Frío 
albricias pido señores
que ya Florentino es mío".


FLORENTINO

Que ya Florentino es mío. 
¡Néngueres de Banco Seco! 
¡Taros-taros del Pionío!
Si usté dice que soy suyo 
será que me le he vendío, 
si me le vendí me paga
porque yo a nadie le fío. 
Yo no soy rancho veguero 
que le mete el agua el río, 
yo no soy pájaro bobo 
pa' estar calentando nío.


EL DIABLO

Pa' estar calentando nío. 
No sé si es pájaro bobo 
pero va por un tendío 
con la fatiga del remo 
en el golpe mal medío; 
y en la orilla del silencio 
se le anudará el tañío 
cuando yo mande a parar 
el trueno y el desafío.


FLORENTINO

El trueno y el desafío.
Me gusta escuchar el rayo 
aunque me deje aturdío, 
me gusta correr chubasco 
si el viento lleva tronío. 
Águila sobre la quema,
reto del toro bravío.
Cuando esas voces me llaman 
siempre les he respondío. 
¡Cómo me puede callar 
coplero recién vestío!


EL DIABLO

Coplero recién vestío,
mano a mano y pecho a pecho 
ando atizándome el brío 
con el fuego del romance 
que es don de mi señorío. 
Relámpagos me alumbraron 
desde el horizonte ardío 
nariceando cimarrones 
y sangrando a los rendíos 
con la punta 'e mi puñal 
que duele y da escalofrío.


FLORENTINO

Que duele y da escalofrío. 
Dame campo pensamiento 
y dame rienda albedrío
pa' enseñarle al que no sabe 
a rematar un corrío.
Cimarrones hay que verlos, 
de mautes no le porfío; 
puñal, sáquelo si quiere 
a ver si repongo el mío. 
Duele lo que se perdió 
cuando no se ha defendío.


EL DIABLO

Cuando no se ha defendío 
lo que se perdió no importa 
si está de pies el vencío,
porque el orgullo indomable 
vale más que el bien perdío. 
Por eso es que me lo llevo 
con la nada por avío
en bongo de veinte varas 
que tiene un golpe sombrío. 
Y vuelvo a cambiarle el pie 
a ver si topa el atajo.


FLORENTINO

A ver si topa el atajo. 
Cuando se fajan me gusta 
porque yo también me fajo. 
"Zamuros de la Barrosa
del alcornocal de abajo:
ahora verán, señores,
al Diablo pasar trabajo".


EL DIABLO

Al Diablo pasar trabajo.
No miente al que no conoce 
ni finja ese desparpajo, 
mire que por esta tierra
no es primera vez que viajo, 
y aquí saben los señores 
que cuando la punta encajo 
al mismo limón chiquito 
me lo chupo gajo a gajo.


FLORENTINO

Me lo chupo gajo a gajo. 
Usté que se alza el copete 
y yo que se lo rebajo. 
No se asusten compañeros, 
déjenlo que yo lo atajo, 
déjenlo que para suertes,
yo sabré si le barajo; 
déjenlo que suelte el bongo 
pá' que le coja agua abajo; 
antes que Dios amanezca 
se lo lleva quien lo trajo; 
alante el caballo fino, 
atrás el burro marrajo. 
¡Quién ha visto dorodoro 
cantando con arrendajo!
Si me cambió el consonante 
yo se lo puedo cambiar.


EL DIABLO

Yo se lo puedo cambiar. 
Los graves y los agudos 
a mí lo mismo me dan, 
porque yo eché mi destino 
sobre el nunca y el jamás. 
¡Ay! catire Florentino, 
cantor de pecho cabal, 
qué tenebroso el camino
que nunca desandará, 
sin alante, sin arriba, 
sin orilla y sin atrás. 
Ya no valen su baquía, 
su fe ni su facultá
catire quita pesares
arrendajo y turupial.


FLORENTINO

Arrendajo y turupial.
De andar solo esa vereda 
los pies se le han de secar, 
y se le hará más profunda 
la mala arruga en la faz; 
porque mientras llano y cielo 
me den de luz su caudal, 
mientras la voz se me escuche 
por sobre la tempestá, 
yo soy quien marco mi rumbo
con el timón del cantar. 
Y si al dicho pido ayuda 
aplíquese esta verdá:
que no manda marinero 
donde manda capitán.


EL DIABLO

Donde manda capitán 
usted es vela caída,
yo altivo son de la mar. 
Ceniza será su voz,
rescoldo de muerto afán 
sed será su última huella 
náufraga en el arenal, 
humo serán sus caminos, 
piedra sus sueños serán, 
carbón será su recuerdo, 
lo negro en la eternidá, 
para que no me responda 
ni se me resista más.
Capitán de la Tiniebla
es quien lo viene a buscar.


FLORENTINO

Es quien lo viene a buscar. 
Mucho gusto en conocerlo 
tengo señor Satanás. 
Zamuros de la Barrosa 
salgan del Arcornocal
que al Diablo lo cogió el día 
queriéndome atropellar. 
Sácame de aquí con Dios 
Virgen de la Soledá, 
Virgen del Carmen bendita, 
sagrada Virgen del Real, 
tierna Virgen del Socorro, 
dulce Virgen de la Paz, 
Virgen de la Coromoto, 
Virgen de Chiquinquirá, 
piadosa Virgen del Valle,
santa Virgen del Pilar, 
Fiel Madre de los Dolores 
dame el fulgor que tú das, 
¡San Miguel! dame tu escudo, 
tu rejón y tu puñal,
Niño de Atocha bendito, 
Santísima Trinidá.

(En compases de silencio 
negro bongo que echa a andar. 
¡Salud, señores! El alba 
bebiendo en el paso real).


 

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